La Vendée Globe 2020-21, todo un desafío, está resultando bastante accidentada desde que comenzara en Les Sables d’Olonne hace un mes.
Todos sabemos que es la prueba más exigente y dura, con bastantes navegantes retirados en cada edición tras sufrir muchos percances. Hace una semana informábamos del agónico rescate del francés Kevin Escoffier, salvado por su compañero de regata Jeam Le Cam. Y en estas líneas tratamos de peligros invisibles como son los OFNIS (objetos flotantes no identificados), una de las grandes amenazas de los-as participantes que pueden aparecer sin avisar a modo de tronco, contenedores, trozos de hielo que se desprenden de los icebergs y hasta ballenas, como le ha ocurrido a Didac Costa. En ocasiones, debido a la velocidad a la que navegan las embarcaciones, los patrones se llevan verdaderos sustos. Así, Sébastien Simon y Sam Davies han sido víctimas de estos OFNIS con serios golpes que interrumpieron su navegación. “Fue como encallar en una roca. Escuché crujidos y hasta volé. Fue violento y me hice daño en las costillas y en el cuello”, expresó la inglesa Sam Davies, el cuarto abandono de la regata. También la dejó Sébastien Simon, ya que los desperfectos de su embarcación eran demasiado importantes con varias vías de agua. Ahí terminó el sueño de finalizar su primera Vendée Globe. Antes se había retirado Alex Thomson, uno de los favoritos. Quien sigue en la prueba es el catalán Didac Costa, el único participante español en esta vuelta al mundo en solitario y sin escalas, que hace unos días vio como su IMOCA 60 ‘One Planet One Ocean’ impactó con una ballena de ocho metros. Ocurrió cuando navegaba a 650 millas al suroeste del Cabo de Nueva Esperanza. El catalán detectó solo un rasguño en la quilla. Otros que han podido sobreponerse a choques con objetos flotantes no identificados han sido Jérémie Beyou, Maxime Sorel y Thomas Ruyant. Y eso que 18 de los 33 participantes que empezaron la regata incorporan un juego de cámaras térmicas en la parte superior del mástil, que activa una alarma cuando detecta la presencia de algún objeto. Otro sistema emite ultrasonidos en radio de una milla para mantener alejados a los cetáceos. Por cierto, Didac Costa, decimonoveno, ya ha cruzado el Cabo de Nueva Esperanza.
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