En una nueva entrega de esta sección, en la que desgranamos la historia de nuestros Trofeos de vela, incidimos en esta ocasión en un clásico: el Trofeo Eskarra. Es uno de los más perseguidos por la flota, que navega cada primer fin de semana de junio en busca de inscribir el nombre de su barco en una bella copa de las de siempre, orejona y especial.
Este año será el 4 de junio cuando alguna tripulación releve a la del ‘Despeinada’, ganadora en 2021. Levantará el 57º Trofeo Eskarra que, desde hace más de tres lustros, es patrocinado por la empresa SURNE.
El Trofeo Eskarra es uno de los campeonatos más queridos en el Cantábrico y de nuestro extenso calendario. Allá por el año 1964 del siglo pasado tuvo lugar la primera edición de esta histórica prueba, una cita con mucha solera en nuestra vela que nació con una hermosa iniciativa del que fuera entonces presidente del Club, Don Ramón Zubiria, como homenaje a José Luis Azqueta y a su velero ‘Eskarra’.
Desde entonces, decenas de unidades de la flota del Cantábrico se dejan notar en cada Trofeo Eskarra, consolidado como una de las competiciones más esperadas.
Rafa Arbaiza y la anécdota con el ‘Vikingo’
Y es que el Trofeo Eskarra- Regata Surne es una prueba histórica de nuestra vela. Fue ganada hace 58 años por Rafa Arbaiza y su ‘Vikingo’. Así nos lo recordó en una entrevista el propio Rafa: “Empecé a navegar con el ‘Vikingo’, que se alquilaba, y salíamos a dar paseos por el Abra. Esto era hacia el año 60. Con el ‘Vikingo’ ganamos el I Trofeo Eskarra. Fue un triunfo fabuloso. Es una prueba en memoria de José Luis Azqueta, el padre del que fue presidente del Club, José Luis Azqueta Galíndez. Íbamos Paco Crooke, que era el patrón, además de Álvaro ‘el Doctor’ Bernal, Javier Cerero ‘Pituso’ y yo, ‘Rufo’. Recuerdo que fueron tres regatas: una hasta Plentzia, otra hasta Castro, y un triángulo por aquí en el Abra. No estaba construido aún el Superpuerto, y se hizo un triángulo de 15 millas entre La Galea y Punta Lucero. Llegamos, nos dieron la entrada y nos dijeron que habíamos ganado. Había que dejar una baliza por estribor, pero nosotros nos colamos y la dejamos por babor porque no habíamos leído bien las instrucciones. Y como éramos honrados y buenos deportistas, al enterarnos de eso, se lo comentamos al presidente del jurado, Don Ramón de Real de Asúa, que nos dijo que no nos descalificaba por haber sido tan nobles”, rememora.